Las endoprótesis vasculares, conocidas como stents, son unas pequeñas mallas metálicas que se introducen dentro de las arterias cuando éstas se estrechan o se bloquean (estenosis), restableciendo el flujo sanguíneo. Para ello se combinan la angioplastia y la colocación del stent vascular.
Ambos procedimiento son mínimamente invasivos, realizados por un médico especialista para mejorar el flujo de sangre en las arterias del cuerpo. Desde su aparición en la década de los 80, los stents han supuesto un gran adelanto para algunas de las patologías cardiacas más frecuentes.
Primero se realiza la angioplastia, para lo cual el especialista realiza una pequeña incisión en la piel, lugar por donde inserta el catéter (generalmente a nivel de la ingle). Dicho catéter se hace llegar a la arteria bloqueada y aquí se infla un balón hasta asegurar la apertura del vaso. Luego se desinfla y se extrae el balón. La expansión del balón ayuda a restablecer el flujo de sangre porque estira la pared de la arteria, y esto aumenta su diámetro interno.
Posteriormente se realiza la colocación del stent que consiste en la colocación de un tubo de malla de alambre en la arteria recién abierta. De esta manera se mantiene el vaso abierto para evitar un colapso de la arteria recién abierta.
¿Cuándo se coloca un stent?
La angioplastia y la colocación de un stent vascular se usan comunmente para tratar enfermedades que surgen cuando las arterias del cuerpo se estrechan u obstruyen, como por ejemplo:
- Enfermedad vascular periférica (EVP) o enfermedad arterial periférica (EAP) (estrechamiento de las arterias de las piernas o los brazos).
- Hipertensión vascular renal (alta presión arterial causada por un estrechamiento de las arterias renales).
- Mantenimiento del acceso para hemodiálisis (fístula dehemodiálisis).
- Enfermedad de la arteria carótida (estrechamiento de las arterias del cuello que suministran sangre al cerebro).
- Enfermedad coronaria (estrechamiento de las arterias del corazón).
Mínima invasión. Bajo riesgo
En comparación con las intervenciones quirúrgicas como el bypass, la angioplastia con balón y la colocación de un stent son mucho menos invasivas y de relativamente bajo riesgo y bajo costo. Estos procedimientos se realizan con anestesia local, y sólo se hace una pequeña incisión en la piel que no requiere suturar para cerrar, por lo que el paciente puede volver a su rutina diaria poco después del procedimiento.
Aunque son poco comunes, también tienen algún riesgo de complicación, como son una posible lesión de la arteria durante la inserción, o el riesgo de accidente cerebral cuando se hace angioplastia o se coloca un stent en la arteria carótida. El boom de los farmacoactivos.
Para ayudar a prevenir la reestenosis (complicación que consiste en la reaparición del estrechamiento u obstrucción de la arteria) se crearon en los años los stents recubiertos de fármacos (también llamados «stents liberadores de fármacos»). Estos proporcionan el mismo soporte estructural que los stents convencionales, pero además se les aplica un fármaco.
El stent recubierto está concebido para que lentamente libere la dosis exacta de fármaco y, de esta forma, contribuya a prevenir la reestenosis. El fármaco actúa limitando el exceso de crecimiento de tejido dentro de la arteria. El procedimiento para la implantación de un stent recubierto o de uno sin recubrir es igual al procedimiento para angioplastia.
Modernos Stents
Se están desarrollando «stents biorreabsorbibles» compuestos por materiales que puedan ser reabsorbidos por el propio organismo de forma que una vez cumplida su función acaben diluidos.
A su vez, se han creado «stents fenestrados«, es decir, prótesis que incluyen pequeños orificios que permiten el flujo de sangre en arterias colaterales a la zona afectada, impidiendo de esta forma que al colocar el stent, éste ocluya dichos vasos.
Stent Ideal
El equipo médico y de investigación del CDyTE enumera en un proyecto las características que debería tener un stent ideal.